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jueves, 3 de octubre de 2013

CAPÍTULO 31


-Ah, pues no sé si no me lo dices.- Yo también me reí. Intuía que era una persona que me volvía loca.

- Creo que sabes perfectamente quién soy.- Sí, sabía quién era pero no se lo iba a decir.

-Pues no. No lo sé. A lo mejor ya me olvidé de ti también.- No se escuchaba nada al otro lado de la línea así que me asusté. ¿Pero cómo podía ser tan bocazas? Eso era lo que él no quería que hiciera. Que lo olvidara.

-¿Carlos?

-¡Ese mismo soy yo! Sabía que era imposible que me olvidaras. A un hombre tan irresistible como yo.

-¡Serás tramposo! Y yo preocupada. Eres un creído ¿Lo sabías?

-Sí, un poco. Me lo suele decir mucho la gente.

Ah ¿Sí? ¿Por la calle?

-Sí, de verdad. Se me acercan y me dicen. Eres un creído. Sobre todo lo hacen chicas jovencitas como tú.- ¿Sería verdad? Una punzada de celos me recorrió todo el cuerpo. Recordé lo que Sergio le había dicho a Samanta sobre que yo sólo le había interesado al principio y que después se había aburrido de mí. Era duro que Carlos me hiciera lo mismo. No quería que él fuera igual. Deseaba con todas mis fuerzas que él fuera diferente.

-¿Isabela…? Era una broma… Tú eres la única que me lo dice.

-Sí, ya, seguro. Ahora dilo para quedar bien.

-Bueno, pues si nos ponemos en ese plan tú hasta anteayer tenías novio.- Ups golpe bajo. De esos que duelen pero aún así sabía que tenía razón.

-¿No te gustaba verme con Sergio?

-Odiaba a ese tipo. Es más, lo sigo odiando. No puedo creer que os engañara así a todas. Aunque al contarte lo de Nayara tuvo un poco de…

-De nada. Lo que me contó de Nayara era mentira y la cagué hasta el fondo.

-¿Qué dices?

-Pues sí, fui de tonta y hoy le dije a Nayara que me contara lo que había pasado que aunque ya lo sabía quería que ella me lo dijera. Me dijo que qué sabía y voy y le suelto que porqué me había empujado contra los coches. Se puso a llorar y me dejó sola en el cuarto. Lo último que me dijo es que no sabía cómo podía pensar eso de ella. Tiene toda la razón. Soy de lo peor.

-No digas esas cosas. Lo que pasa es que encima que no recuerdas el capullo de Sergio te ha estado mintiendo. Y hoy lo hizo delante de mí… es qué…

-Sergio ya se acabó. Quiero que no volvamos a hablar de él. Que lo olvidemos para siempre.- Carlos suspiró.

-¿Y de que hablamos bella flor?

-¿De qué quiere usted hablar?

-Pues… ¿suena muy precipitado si te digo que te echo de menos?

-Un poco.- Me reí.- Pero yo también te echo de menos. Duermes conmigo desde que  me desperté del coma. Me estas mal acostumbrando.

-O puede que lo esté haciendo bien. Prefiero que me abraces a mí que a esa almohada.- Carlos se echo a reír y yo con él.

-¿Tienes sueño?

-¿Sí, y tú?

-También. ¿Qué te parece si nos vamos a dormir?

-Me parece perfecto. Buenas noches Carlos.- Me dio pena despedirme con él pero al mismo tiempo se me estaban cerrando los ojos del sueño.

-Buenas noches Isabela.

No me dio tiempo de escuchar más nada porque colgué y en el momento que dejé el móvil en la mesa caí rendida. De lo que no me di cuenta fue de que Carlos no había colgado y que me había dicho algo que no había escuchado y que nunca sabría que me lo había dicho.

-Te quiero.
 

Había colgado hace un rato. Le había dicho te quiero a Isabela. Y era la verdad. ¿Me habría precipitado? Esperaba que no. Dios que mal lo estaba pasando. Me había ido de casa de Isabela al medio día porque mi padre me había llamado. Muy raro en él. Siempre soy yo el que lo está llamando. Pero lo que me dijo es que tenía que ir a mi casa corriendo que tenía una cosa muy importante que decirme.

Me vestí corriendo y le dejé la nota a Isabela. Cuando fui a salir por la puerta encontré una carta y se la dejé al lado de la nota. Salí pitando con el coche para mí casa, que no queda muy lejos, y cuando llegué casi me da algo. Mi padre estaba en la puerta de mi casa pero eso no era todo. Al lado tenía a una mujer. Y esa mujer era mi madre. ¿Qué hacía ella allí después de tanto tiempo? ¿Vendría buscando algo de nosotros? Para mí ella era una completa extraña. Era raro pero al mismo tiempo se me encogía el corazón. Cuando era pequeño deseaba tanto que un día volviera para cuidarme. Para cantarme nanas o simplemente darme el beso de buenas noches. Era tan extraño verla delante de mis propios ojos después de haber deseado tantas cosas respecto a ella. Mi madre.
 

Estaba a oscuras. ¿Dónde me había metido? ¿Me habían secuestrada? ¿Por qué no podía ver nada? Tampoco se escuchaba nada. Estaba todo en completo silencio. De pronto, una luz. Casi me cega pero pude aguantar. Se veía la silueta de una persona. ¿Quién era? Intenté caminar pero no podía. Los pies no me reaccionaban. Me alarmé. ¿Qué estaba pasando y quien era çel o la que se acercaba poco a poco a mí. Cerré los ojos. Puero instinto me imagino. Tenía mucho miedo.

Noté una mano en mi hombro. ¿Debía abrir los ojos o debía mantenerlos cerrados? Los abrí. No tarde mucho en arrepentirme. Delante de mí habían miles de niños de diferente tamaños, edades, sexos… ¿Qué querían de mí?

Logré vislumbrar a uno que me cautivó. NO tardé mucho en adivinar quién era. Ángel. Los niños le hicieron un huco en forma de caino por el que Ángel se me acercó.

-No me has olvidado.

-Claro que no. Nunca lo haré.

-Eso es mentira.- Lo dijo tan serio que me dio un miedo espantoso. Ángel empezó a cambier y se convirtió en dos gotas de pintura que volvieron a cambiar de forma y ahora eran dos personas. Dos personas habían salido de Ángel. Ojala no lo hubieran echo porque esas dos personas eran mis padres.

-¡Lo has olvidado! ¿¡¡Cómo has podido olvidarlo!!?

-¡NO LO SÉ!- En ese momento ya había despertado de la pesadilla. Nayara era la única que se había dado cuenta de lo que me había pasado.

-Cálmate. Fue solo una pesadilla.

ADELANTO POR EL COMENTARIO DEL CAPÍTULO 30.

Nayara se giró y se volvió a dormir. ¿Qué tenía que recordar? ¿Porqué no podía recordarlo todo de golpe y ya está? No, esto era como un cuentagotas. Me volví a acostar y no volví a soñar con esas cosas. No, no. Ésta vez soñé con Carlos.

Lo que Isabela no sabía es que Nayara no se había dormido y que cuando había notado que Isabela estaba teniendo una pesadilla se había despertado y escuchado todo lo que había dicho. No sabía si era cierto porque era una pesadilla pero si lo que Isabela intentaba recordar era lo que decía en sueños mejor que no lo supiera. O mejor que lo recordara ella sola.

 

CUANTOS MÁS COMENTARIOS MÁS LARGO SERÁ EL CAPÍTULO DE MAÑANA. NO LO OLVIDES Y NO SALGAS DE LA PÁGINA SIN COMENTAR. :P

3 comentarios:

  1. Sigue asi cada vez es mas interesante porfiiis un cap mas largo mañana

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  2. Si esto sigue por este camino de seguro que cada vez tendre mas curiosidad de saber lo que paso.

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  3. Nunca una historia me habia enganchado tanto!! Me encanta pero necesito maaas!!��

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