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viernes, 27 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 27


Sabía que tenía miedo así que no le dije nada. En vez de eso me volví a recostar en su hombro y me dormí pensando en cómo sería una noche apasionada con él.
 

 

Isabela se había dormido hace un rato pero yo no podía. No sabía por qué siempre la paraba en la parte más interesante. Cualquiera lo daría todo por estar con alguien como ella y yo era el estúpido que no podía. No me había dado cuenta hasta ahora de que Lucía me había dejado más secuelas de las que yo pensaba. Tenía miedo. Miedo de perder a Isabela. La miré. Era preciosa. Ella se quejaba cada dos por tres de cualquier cosilla de su cuerpo pero yo no le cambiaría nada. Estos días que  había pasado con ella despierta, los que pasé con ella en el hospital inconsciente no cuentan, han sido increíbles. La mujer no para. Encima el traumatismo le provocó la pérdida de memoria que está recuperando poco a poco. Nunca había vivido una situación así tan de cerca. Es horrible. Ver a la persona que quieres tan pérdida. ¿La persona que quiero? Dios, ya no sé si es solo querer. ¿Pero qué me pasa? Nunca me había cautivado nadie tan pronto. Isabela es diferente. De pronto, Isabela se movió y habló como es sueños otra vez pero no logré entenderla. La separé un poco para acomodarla y que estuviera más cómoda y entonces sí que entendí a la perfección lo que dijo.

-Tú no me abandones… TÚ NO CARLOS.

Me quedé parado. No sabía qué hacer. ¿Isabela pensaba que yo la iba a abandonar? Pero si era yo el que pensaba que era ella la que me abandonaría a mí. Qué dos. La abracé y le susurré al oído algo que no era probable que hubiera escuchado pero aún así había dejado de hablar y moverse.

-Nunca lo haré.
 

Abrí los ojos y lo que vi fue precioso. Un ángel. Durante la noche no sé como lo habríamos hecho pero Carlos y yo estábamos abrazados. Lo mejor de todo es que lo tenía tan cerca que hasta podía notar su respiración en mis labios. Me acerqué un poquito más. No quería despertarlo pero es que a la vez era tan tentador. No me resistí. Pegué mis labios a los de él. Comencé rozando mi lengua con su labio inferior lo que lo hizo abrir los ojos. Pero yo no me paré. No, no. Le mordí el labio superior con delicadeza y a la vez que hacía eso puse mis manos en su pelo. Ahora lo tenía sujeto. Lo acerqué más a mí pero Carlos no quería eso. Se puso encima de mí. Ahora era él quien tenía el mando y lo hacía de maravilla. Me estaba besando como si no nos hubiéramos visto hace tiempo. Como si fueran nuestros últimos besos. Y eso me estaba volviendo loca. ¿Por qué besaba tan bien? No me cansaría nunca de él. No era justo.

Carlos no paraba e Isabela estaba cuestionarse si esta vez la iba a parar  o continuarían. Total, se dejó llevar. Que fuera lo que fuera. Sus cuerpos estaban comenzando a fundirse. Isabela le subió la camisa a Carlos poco a poco. A él no le importó porque subió las manos para ayudarla con ello. Ahora era Carlos el que la había puesto encima de él para quitarle la camisa. Le puso la mano en la barriga y oleadas de placer con solo ese gesto recorrieron a Isabela. Carlos subió más arriba y ahora tenía las dos manos encima del sujetador de Isa. Mientras, Isabela aprovechaba para mirar el musculoso cuerpo de Carlos. Estaba para comérselo. No aguantó más y se inclinó encima de él para dejarle un recorrido de besos desde el ombligo hasta el cuello. Se miraron a los ojos entonces y Carlos la atrajo para darle un beso apasionado. Entre beso y beso a Isabela ya le había desaparecido la camisa y ahora Carlos tenía las manos dispuestas para desabrocharle el sujetador. No tardó mucho y lo hizo. Carlos deslizó las manos por el cuerpo de Isa. Era tan suave.

Isabela se había quitado el sujetador y Carlos la contemplaba. Habían parado todo. Ya no había besos ni siquiera se tocaban. Isabela estaba encima de Carlos y simplemente se observaban.

-Eres tan… - Isabela se sonrojó. ¿Qué iría a decir?

-¿Tan…?- Se rió más que nada porque no sabía qué hacer. ¿Carlos se pararía? Ella no quería que lo hiciera. No ahora.

-Tan preciosa.- Isabela no pudo pensar mucho lo que acababa de decir Carlos ya que él le tocó con reverencia unos de sus pezones. Eso lo endureció. Ahora Carlos la había acercado más a él y estaba dispuesto a darle un besito. Pequeño se dijo. Le iba a dar un beso o iba a chupar del pezón que acababa de endurecer. No lo tenía muy claro.

Isabela no paraba de pensar que Carlos estaba disfrutando con todos los detalles. Ella se estaba volviendo loca mientras la tocaba. Sus manos eran tan grandes y fuertes. Carlos estaba entretenido con uno de sus pezones así que ella aprovechó para desabrocharle los botones de su pantalón. Debajo del calzoncillo se podía apreciar que Carlos estaba muy excitado. Ella estaba igual. Así que se decidió y…

Ring. Ring. Ring. Carlos e Isabela se miraron. ¿En serio estaban tocando la puerta? No se lo podían creer. Isa titubeó si iba a abrir o se quedaba mejor allí. Carlos le tiró del otro pezón. Que no había recibido todavía atenciones y decidió que se quedaría ahí con Carlos.

Ring. Ring. Ring. Oh, no. ¿Quién sería? Se levanto a toda prisa. Se colocó el sujetador pero Carlos ya estaba vestido así que fue él quien salió a abrir. Por su cara se comprendía que no estaba muy contento.
 

Caminé a toda velocidad hasta la puerta y cuando abrí no me esperaba a quien me encontré. Era Sergio. ¿Pero que quería ese tío ahora? Lo miré con cara de pocos amigos y entonces apareció Isabela detrás de mí. La cara de ella reflejaba que tampoco lo esperaba y encima el capullo había aparecido en el peor momento.

3 comentarios:

  1. Que carajo quiere Sergio ahora inoportuno

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  2. Dioooos que plasta qe es sergio ya podrian haber terminadoo jopetaas sigue asiii super interesante.

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  3. Joeeeeer acabo de leermelo y quiero ya el de mañana..... Chiquito vicio!!!! Teeee comento para que hagas el capituloooo mas grande ehhhhh. Ya sabesSSSS. :P

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