Aquí tienes todos los capítulos.

martes, 24 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 24

Bueno, pues acertaste. Ahí no acabó la cosa.- Miró a Carlos y le guiñó un ojo él sonrió. Una pequeñísima punzada de envidia me recorrió el cuerpo. ¡Era mi amiga y sabía que no estaban ligando! Dios, esto no es normal.

-Serás… ¡Y no nos lo ibas a contar!- Esa era Samanta indignada. Clarísimamente la aludida, Tamara, la miró como diciendo: “Guapa tu eres la menos indicada para decir eso”. Yo me reí por lo bajito y no dije nada.

-Pues a ver. Estábamos paseando por el parque y cuando llegamos a una fuente Cristian se quitó la mochila de la espalda, la cual no me había fijado hasta ahora, y la dejó en el césped que hay alrededor de la fuente. De ella sacó una manta  y la colocó. Después se sentó encima y yo hice lo mismo. No tenía ni idea de qué pasaba. Hasta que me dijo.

-Bueno. Sé que no es gran cosa pero he echo unos sándwiches. Toma el tuyo y aquí tienes el jugo.- Lo miré sorprendida. Iba vestido de tío duro. Hablaba como un chulo en potencia y me había preparado ¿Un picnic? No le pegaba para nada.

-¿Me has preparado un picnic?- Junto con la pregunta le puse una de mis miradas de ¿Es en serio?

-Sí. ¿Algún problema?

-No… -Seguía confundida pero tampoco quería fastidiar la merienda.- Muchas gracias. Nunca habían hecho algo así por mí. No lo esperaba de ti.- Me quedé callada al momento. Había dicho demasiado. Él no tenía porque saber que nadie había hecho así por mí nunca. En toda mi vida.

-¿De verdad? –Ahora era él quién me miraba extrañado.

-Sí, de verdad y no quiero bromitas al respecto.- Me miró antes de meterse un cacho de sándwich en la boca y ¡No dijo nada! El antiguo Cristian se habría reído de mí una semana entera, en cambio, éste Cristian me estaba gustando. Además se había molestado en hacerme ¡Un picnic! Cosa que nadie había hecho. Cuando era pequeña siempre le decía a mi madre que quería salir de casa. Que me sacara al parque a jugar o a cualquier otro sitio. Ella nunca lo hizo. Decía que le tenía miedo a mi padre. No llegué a entenderlo hasta hace poco.

-¿Tamara?- Cristian estaba muy pegado a mi cara. Si quería podía besarle de lo cerca que estaba. Me había sacado de mis pesadillas. Mis recuerdos.

-Perdona.  Me quedé  en blanco.

-Ya. Se notó. ¿Me cuentas en qué estabas pensando?- No quería. ¿Cómo le decía que era muy delicado y ahora no era el mejor momento?

-No…

-¿No qué?

-Por favor, no quiero contártelo. –Cristian me miró a los ojos.

-Vale. Solo dime una cosa. ¿Es malo?- Lo miré igual que él me miraba a mí y le contesté con toda la sinceridad que pude.

-Es muy malo.

Clarísimamente a las chicas no les había contado esta parte. Me la había saltado para contarles la parte en que nos levantamos de la manta y Cristian hizo trampas. Me empujó para que me cayera otra vez y terminamos besándonos. Era una sensación increíble. Tampoco me habían besado nunca pero eso Cristian no lo sabía. Ni las chicas. Siempre les había tenido miedo a los hombres y nunca había confiado en ninguno por culpa de mi padre. Ahora era el momento de empezar a hacerlo con Cristian. Esperaba que no me fallara.

Después del beso Cristian me dejó alucinada con lo que dijo. Fue lo siguiente:

-Tamara. Antes de que nos despidamos y nos vayamos cada uno para su casa quiero decirte una cosa. –Lo miré con dudas pero le hice un movimiento afirmativo para que continuara.

-Nunca dejaste de gustarme. –Me puse roja como un tomate y me eche a reír. Él hizo lo mismo y así terminó nuestra cita.

Me sentía mal por no contarles a las chicas nada respecto a mi padre pero en el fondo sabía que era mejor así. Ya lo había pasado muy mal con eso como para volver a rememorarlo. Ellas tampoco me habían preguntado nunca por él y esperaba que siguiera siendo así. Volví al presente con ellos. En la sala.

-¡Qué bonito Tamara! ¡Qué envidia!- Decía Samanta.

-Sí es muy bonito.-Repetía yo. La que se había quedado muda era Nayara.

-¿Nayara?-Le dije.

-Ups, perdona es que estaba pensando que… Nada.- La miré preocupada. Sus ojos reflejaban una culpa que dolía. ¿Era lo que me tenía que contar? ¿Había pensado hacerlo ahora pero se había arrepentido? ¿Qué era lo que no me quería contar?

-Vale.- Fue lo único que dije porque Carlos no me permitió pensar con claridad. Me sacó de la sala y me llevó al cuarto. Ya era al medio día y tendríamos que preparar la comida en un rato. No tenía ningunas ganas. Miré a Carlos. ¿Para qué me había llevado a mi cuarto?

-¿Carlos?

3 comentarios:

  1. Que bueno pero me sabe a poco

    ResponderEliminar
  2. Estoy de acuerdo, despues de tanto tiempo sin capitulos y teniendo en cuenta que estas ocupada y no sabras cuando puedes escribir mi opinion es que cuando puedas escribe todo lo que puedas y asi los dias que no haya capitulos no se notaran tanto, ademas ya la intriga la tienes causada :p

    ResponderEliminar
  3. jajajaja ante todo muchísimas gracias, de corazón, por leer y además comentar. Ojala todos mis seguidores dejaran algún comentario. Los animo porque así sé lo que pensáis. Sé que no siempre puedo escribir pero cuando puedo prometo que escribo varios. Ahora por ejemplo tengo escrito hasta el 27. Lo que haré para que no notéis cuando falta capítulo será poner dos capítulos juntos pero eso me provoca a mí más trabajo. Aún así por ustedes lo haré. De ahora en adelante de lo que os informo es que los DOMINGOS definitivamente no habrá capítulo. YO también necesito un descansito :P. Repito que ¡muchísimas gracias por leer mi blog! Sois una maravilla de personas y me siento muy afortunada, por ello, como habréis notado os e dedicado una sección al comiendo del blog en el que os lo agradezco. Besos y abrazos enormes para cada uno de vosotros.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu comentario.<33