-Serás… ¡Y no nos lo ibas a contar!- Esa era Samanta
indignada. Clarísimamente la aludida, Tamara, la miró como diciendo: “Guapa tu
eres la menos indicada para decir eso”. Yo me reí por lo bajito y no dije nada.
-Pues a ver. Estábamos paseando por el parque y cuando llegamos
a una fuente Cristian se quitó la mochila de la espalda, la cual no me había
fijado hasta ahora, y la dejó en el césped que hay alrededor de la fuente. De
ella sacó una manta y la colocó. Después
se sentó encima y yo hice lo mismo. No tenía ni idea de qué pasaba. Hasta que
me dijo.
-Bueno. Sé que no es gran cosa pero he echo unos sándwiches.
Toma el tuyo y aquí tienes el jugo.- Lo miré sorprendida. Iba vestido de tío
duro. Hablaba como un chulo en potencia y me había preparado ¿Un picnic? No le
pegaba para nada.
-¿Me has preparado un picnic?- Junto con la pregunta le puse
una de mis miradas de ¿Es en serio?
-Sí. ¿Algún problema?
-No… -Seguía confundida pero tampoco quería fastidiar la
merienda.- Muchas gracias. Nunca habían hecho algo así por mí. No lo esperaba
de ti.- Me quedé callada al momento. Había dicho demasiado. Él no tenía porque
saber que nadie había hecho así por mí nunca. En toda mi vida.
-¿De verdad? –Ahora era él quién me miraba extrañado.
-Sí, de verdad y no quiero bromitas al respecto.- Me miró
antes de meterse un cacho de sándwich en la boca y ¡No dijo nada! El antiguo
Cristian se habría reído de mí una semana entera, en cambio, éste Cristian me
estaba gustando. Además se había molestado en hacerme ¡Un picnic! Cosa que
nadie había hecho. Cuando era pequeña siempre le decía a mi madre que quería
salir de casa. Que me sacara al parque a jugar o a cualquier otro sitio. Ella
nunca lo hizo. Decía que le tenía miedo a mi padre. No llegué a entenderlo
hasta hace poco.
-¿Tamara?- Cristian estaba muy pegado a mi cara. Si quería
podía besarle de lo cerca que estaba. Me había sacado de mis pesadillas. Mis
recuerdos.
-Perdona. Me
quedé en blanco.
-Ya. Se notó. ¿Me cuentas en qué estabas pensando?- No quería.
¿Cómo le decía que era muy delicado y ahora no era el mejor momento?
-No…
-¿No qué?
-Por favor, no quiero contártelo. –Cristian me miró a los
ojos.
-Vale. Solo dime una cosa. ¿Es malo?- Lo miré igual que él
me miraba a mí y le contesté con toda la sinceridad que pude.
-Es muy malo.
Clarísimamente a las chicas no les había contado esta parte.
Me la había saltado para contarles la parte en que nos levantamos de la manta y
Cristian hizo trampas. Me empujó para que me cayera otra vez y terminamos besándonos.
Era una sensación increíble. Tampoco me habían besado nunca pero eso Cristian
no lo sabía. Ni las chicas. Siempre les había tenido miedo a los hombres y
nunca había confiado en ninguno por culpa de mi padre. Ahora era el momento de
empezar a hacerlo con Cristian. Esperaba que no me fallara.
Después del beso Cristian me dejó alucinada con lo que dijo.
Fue lo siguiente:
-Tamara. Antes de que nos despidamos y nos vayamos cada uno
para su casa quiero decirte una cosa. –Lo miré con dudas pero le hice un movimiento
afirmativo para que continuara.
-Nunca dejaste de gustarme. –Me puse roja como un tomate y
me eche a reír. Él hizo lo mismo y así terminó nuestra cita.
Me sentía mal por no contarles a las chicas nada respecto a
mi padre pero en el fondo sabía que era mejor así. Ya lo había pasado muy mal
con eso como para volver a rememorarlo. Ellas tampoco me habían preguntado
nunca por él y esperaba que siguiera siendo así. Volví al presente con ellos.
En la sala.
-¡Qué bonito Tamara! ¡Qué envidia!- Decía Samanta.
-Sí es muy bonito.-Repetía yo. La que se había quedado muda
era Nayara.
-¿Nayara?-Le dije.
-Ups, perdona es que estaba pensando que… Nada.- La miré
preocupada. Sus ojos reflejaban una culpa que dolía. ¿Era lo que me tenía que
contar? ¿Había pensado hacerlo ahora pero se había arrepentido? ¿Qué era lo que
no me quería contar?
-Vale.- Fue lo único que dije porque Carlos no me permitió
pensar con claridad. Me sacó de la sala y me llevó al cuarto. Ya era al medio
día y tendríamos que preparar la comida en un rato. No tenía ningunas ganas.
Miré a Carlos. ¿Para qué me había llevado a mi cuarto?
-¿Carlos?
Que bueno pero me sabe a poco
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, despues de tanto tiempo sin capitulos y teniendo en cuenta que estas ocupada y no sabras cuando puedes escribir mi opinion es que cuando puedas escribe todo lo que puedas y asi los dias que no haya capitulos no se notaran tanto, ademas ya la intriga la tienes causada :p
ResponderEliminarjajajaja ante todo muchísimas gracias, de corazón, por leer y además comentar. Ojala todos mis seguidores dejaran algún comentario. Los animo porque así sé lo que pensáis. Sé que no siempre puedo escribir pero cuando puedo prometo que escribo varios. Ahora por ejemplo tengo escrito hasta el 27. Lo que haré para que no notéis cuando falta capítulo será poner dos capítulos juntos pero eso me provoca a mí más trabajo. Aún así por ustedes lo haré. De ahora en adelante de lo que os informo es que los DOMINGOS definitivamente no habrá capítulo. YO también necesito un descansito :P. Repito que ¡muchísimas gracias por leer mi blog! Sois una maravilla de personas y me siento muy afortunada, por ello, como habréis notado os e dedicado una sección al comiendo del blog en el que os lo agradezco. Besos y abrazos enormes para cada uno de vosotros.
ResponderEliminar