-No. No te preocupes siéntate aquí yo voy a traer el
botiquín. Te curo la herida rápido que me tengo que ir.- ¿Qué le pasaba? Estaba
entre enfadado y triste pero ¿Se lo podría preguntar? ¿Tendríamos tanta
confianza?
Me senté en el sillón y lo esperé. Al momento apareció
Carlos con el botiquín. Se sentó a mi lado y me invitó a que pusiera la pierna
encima de él para que fuera más fácil curármela. Carlos comenzó a curármela
callado. No decía nada. ¿Habría hecho yo algo que le habría molestado?
-Carlos… ¿Te pasa algo?- Lo miré y el siguió curándome la
herida como si no me hubiera escuchado. Me asusté. Era la única persona en la
que confiaba. ¿Estaría arrepentido de haberme hecho el favor? Seguramente le
habría estropeado las vacaciones. Todo era culpa mía.
-Siento haber estropeado tus vacaciones.- Después de lo que
dije sí que me miró. Largo rato hasta que dijo.
-Isabela, no me has estropeado las vacaciones. El problema
es que no puedo estar mucho tiempo contigo. Vendré sólo para hacerte las curas
correspondientes de ahora en adelante. Lo he estado pensando y es lo mejor.-
¡Pero yo no quería eso! ¿Cómo lo podía convencer para que se quitara esos
pensamientos de la cabeza? De repente se me encendió la bombilla. Tenía una
idea.
-Pues qué pena. Las chicas querían ir de compras hoy y yo
quería que tú fueras. Necesito saber la opinión de un chico.- Una excusa un
poco mala pero ¿funcionaría?
-Si digo que no ¿Te enfadarás?- Puse cara de decepcionada y
él se dio cuenta. Pero como no dijo nada le respondí.
-No te voy a mentir. Sí, me enfadaré. ¿Por qué estás
haciendo como si fueras solo mi enfermero? Creía que éramos amigos. Eres en la
única persona que confío Carlos. Me da miedo salir con las chicas sola. No las
recuerdo. – Todo no era verdad. No me daba miedo salir con las chicas. Es cierto
que no las conocía pero eran buenas y sabía que me lo iba a pasar bien con
ellas.
Él dejó de mirarme y continuó con su trabajo curándome la
herida. Cuando terminó dijo algo que me alegraría durante todo el camino.
-Termina de vestirte rápido. Voy contigo. ¿Necesitas ayuda?-
Le iba a decir que no. La herida me molestaba pero podía vestirme sola. Pero en
vez de eso fui muy mala y le dije que sí. ¿Quería ser solo mi enfermero? Pues
me iba a aprovechar.
Entramos en la habitación y Carlos se quedó de pie. Yo fui a
buscar otra camisa porque la que llevaba no me gustaba del todo. Salí con una
diferente y Carlos hizo una negación por lo que comprendí que no le gustaba.
Escogí otra y esta vez sí le gustó. Mientras tanto yo pensaba en lo buena
pareja que seríamos. Isa pensaba en otras cosas. Os las imaginareis.
-Carlos, ¿Puedo hacerte una pregunta?
-Ya la acabas de hacer.- Se echó a reír y me respondió-.
Claro que sí. Pregunta.
-¿Cuándo fue la última vez que tuviste novia? ¿Te gustan las
relaciones largas o más las cortas? ¿Qué piensas tú de Sergio? ¿Te da mala
espina o confías en él? Hombre sé que no lo conoces pero…
-Dijiste que me harías una pregunta y esas son cuatro. Solo
te voy a responder una. Decide.
-Eso es de mala persona. ¿Porqué no me las respondes todas?-
Me asomé a la puerta para que me viera como le hacia un puchero pero no se
apiadó de mí porque dijo.
-Solo una.- ¿Cuál debería escoger? No lo pensé mucho y en
vez de repetir alguna de las preguntas anteriores dije una nueva.
-¿Por qué querías empezar a crea distancia entre nosotros?-
Carlos me miró sorprendido y no respondió inmediatamente así que me dio tiempo
de salir del vestidor y sentarme al lado de él. En la cama. Ya estaba preparada
pero no nos iríamos de ahí hasta que me respondiera.
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