La primera película era “Los juegos del hambre”. Gran
película. Sí señor. Con el paso de la esta me había acomodado mejor en el
sillón. Ahora Nayara se había sentado en el suelo junto con Samanta y yo
disponía de todo el sillón para mí solita. Compartido con Carlos. Eso era lo
mejor. A media película le había preguntado qué pasaba si me acostaba y me
apoyaba en él. Su sonrisa y un leve movimiento de cabeza me informaron que no
le importaba. Me acurruqué con una manta y me apoyé en su muslo. Ahora estaba
mucho mejor. Había encontrado una posición en la que la pierna no me dolía.
Con la segunda película ya me había dormido. Pero podía
sentir como Carlos me acariciaba el pelo. ¿Sergio también lo estaría viendo?
Prefiero no saberlo.
Cuando se terminaron las películas me levante media dormida
y caminé hacia la puerta. Sergio, durante la cena había hecho insinuaciones
sobre quedarse esa noche a dormir. Carlos había salido en mi defensa y le
había dicho que todo esto estaba yendo muy rápido para mí. Tenía que darme
tiempo. Y si dependía de mí sería mucho.
-Isabela, antes de irme quería decirte que sé que no te
acuerdas de mí pero yo te quiero. Y estoy súper mal por todo esto que te ha
pasado. Quiero que también pases algún tiempo conmigo. Que me vuelvas a
conocer. No te quiero perder. Lo eres todo para mi.- Su cara me reflejaba una gran
preocupación pero no sabía si era por mí o por sí mismo. Aun así me dio mucha
pena. Si yo antes del accidente estaba con él sería porque nos queríamos.
Habría sido un golpe para él saber que no recordaba nada.
-Claro. Perdóname por mi comportamiento es que ahora mismo
no confío en nadie.- No le dije que en el único que confiaba era en Carlos. No,
no. Eso calladito.- Tendrás que ganarte mi confianza nuevamente pero me
encantaría pasar tiempo contigo.- Le sonreí y se ve que eso lo alegró porque su
sonrisa ahora era radiante. Me dio dos besos y se fue. Cuando me di la vuelta
tropecé con alguien. Alguien que no se apartaba. Pero no me importaba porque
era mi enfermero. Carlos.
Me condujo hasta la habitación. Por el camino les di las
buenas noches a las chicas. Ellas se quedarían en los sillones. Carlos
esperaría a que me pusiera el pijama y cuando estuviera en la cama se iría. Lo
tenía agarrado de la cintura y tenía los
ojos entre abiertos y cerrados así que cuando encendió la luz y cerró la puerta
yo estaba totalmente deslumbrada. Él se dio la vuelta dándome así la espalda.
Yo no lo entendí.
-¿Qué haces Carlos? No soy tan fea para que te des la
vuelta.- Él se echo a reír y me dijo.
- No es eso. Ponte el pijama que me tengo que ir.- ¿Qué se
tenía que ir? ¡A dónde! Yo no quería que se fuera a ninguna parte. Pero, ahora
parándome a pensar, ¿Carlos tendría novia? ¿Casa? ¿Hijos? ¿Qué edad tenía?
Dios, había sido una ilusa. No sabía nada de él.
-Ah perdona. ¿Te está esperando tu novia? Lo siento me lo
pondré rápido no quiero que llegues tarde. De verdad lo siento por haberte echo
meterte en este follón. Yo no lo pensé cuando te lo pedí, es más, son tus vacaciones y encima tú...
-Estoy aquí porque quiero, Isabela.- Esperé que dijera algo
más. Por ejemplo: No tengo novia. No te preocupes. Pero eso nunca llegó y yo
estaba hecha un lío. Pensé que no diría nada más hasta que dijo algo que me
sorprendió muchísimo.
-Me gustaría que Sergio no fuera tu novio.- Me quedé sin
respiración. ¿De verdad lo había dicho o eran imaginaciones mías? Me estaba
mirando de tal forma que me estaba derritiendo lentamente. Como comprenderéis
Isa me miraba desde lo más profundo de mi lado oscuro. Quería comérselo.
Desnudarlo y hacerle ver que Sergio ahora mismo no le importaba para nada. Pero
a mi yo anterior si le importaría, así que borré esos pensamientos de mi cabeza
y le dije.
Lo dejas en la parte más interesante. Pues nada, habrá que leérselo mañana a ver que pasa jajaja.
ResponderEliminarJo cada dia se pone mas interesante que nervios
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