CAPÍTULO 15

-¿Cómo te encuentras?- ¿Enserio no me iba a preguntar por qué habíamos discutido? ¿Ni si quiera me iba a pedir explicaciones? Carlos no se parecía en nada a Sergio y sinceramente creo que eso es lo que más me tiene cautivada.

-Estoy bien. Disculpa la situación en la que te he metido pero Sergio es un mentiroso.- Me miró con expresión interrogativa y mientras íbamos caminando hacia mi habitación le conté todo lo que había recordado.

-Así que te mintió y la verdad es que estás soltera. Me parece muy mal de tu amiga Samanta no habértelo contado.

Carlos había sido todo comprensión mientras le contaba un cachito de mi vida. Y habíamos acabado acurrucados en mi cama. Eran las tantas de la mañana pero ya no nos importaba. Al menos estábamos juntos. Él me hacía cosquillas en el brazo. Me encantaba. Habíamos hablado de muchas cosas. Entré otras de Lucía. Su ex novia. Al parecer, Carlos la había tratado en sus curas como a mí. Ella había recibido un golpe en la cabeza y a parte de los puntos la pérdida de memoria fue grave e importante. Carlos la había ayudado en todo hasta que ella decidió que no lo necesitaba y se había ido dejándole una nota. En la nota según me había contado, solo le había escrito una frase que era la siguiente: Sí algún día nos volveremos a ver, prometo sonreírte.

Le sonreiría pero Carlos lo había pasado muy mal por su culpa. Qué mujer más horrible. Había aprovechado a un hombre enamorado para lo que a ella le interesaba y después a la basura. Me parecía horrible. Carlos lo contaba con tristeza. Le había preguntado si el también le sonreiría a ella y su respuesta me había dejado muy complacida. Me había dicho.

-Sí la volviera a ver pasaría de largo. Ella me sonreiría pero a mí ya sus sonrisas no me dicen nada.

Entre tantos secretos desvelados me dejé dormir y solo recuerdo como Carlos me volvía a dar las gracias. ¿Por qué me las daría? Tendría que preguntárselo algún día de estos pero ya era demasiado tarde. Había caído rendida. ¡Y en sus brazos!

Me encontré en un parque. A mi lado había un niño guapísimo que me miraba como jugaba. Le pregunte si quería jugar conmigo pero él me había dicho que no. Que mis juegos eran de niñas y a él no le gustaban. Miré la arena donde estaba jugando y apareció de repente una palabra: “Recuérdame”.

Me desperté abrazada a Carlos. Él ya estaba despierto y me miraba como si me fuera a romper. Habíamos dormido juntos y había sido increíble. Ojala todos los días fueran así.

-Has tenido una pesadilla. No parabas de decir que no podías recordar. ¿Te acuerdas de que trataba?

-Sí. Era pequeña y quería jugar con un niño que estaba a mi lado pero él no quería. Cuando miraba la arena del parque donde estábamos jugando había una palabra escrita: Recuérdame. Me volví para buscarlo y el niño ya no estaba. Me sentía muy angustiada. Pero no sé quién es el niño. Ahora que lo pienso… ¡Se parecía mucho al chico de la foto!

Nos levantamos para desayunar y cuando ya teníamos hecho el café tocaron el timbre.

Ring. Ring. Ring. Carlos fue a abrir puesto que yo no me encontraba muy bien de la pierna hoy. Tanto ajetreo ayer con las compras me había pasado factura. Volvió a entrar en la cocina y detrás de él aparecieron dos chicas: Tamara y Nayara.

-¡Hola! ¿Cómo te encuentras esta mañana?- Tamara me guiñó un ojo. Tal vez lo haría por haberse encontrado a Carlos tan temprano en mi casa.

- Sí. ¿Cómo te encuentras hoy?- Nayara seguía reflejando una gran preocupación por mí y una gran culpa en sus ojos. ¿Por qué sería?

-Me encuentro de maravilla. La verdad es que las compras de ayer me van a pasar factura hoy pero no es nada que no pueda superar.

-¡Bien porque hemos traído dulces para desayunar!- Se me iluminó la cara y  creo que todos los que estaban allí presentes se dieron cuenta. De pronto me puse a llorar y mis amigas corrieron a abrazarme. Carlos no hizo nada. En vez de eso se retiró a la sala. Sabía que tenía que dejarnos solas. Tenía que contarles de inmediato a mis dos amigas lo que me había pasado con Sergio la noche anterior. No sabría cómo iban a reaccionar pero desde luego no fue como yo pensaba.